en este banco crecí
escuchando los grillos
y la letanía de una mirada
cuando los ojos no estaban adiestrados

en este banco rastrillé
con el banjo moliendo la tierra
hasta que un  cigarro de picadura
me abrazó

solo la cumbre me arrebatará el sombrero
para cuando el banco me reclame
descansaré plácidamente
en sus costillas

y en este banco
me senté
y comprendí
que siempre estaré en casa

Categorías: Camino, Poesía | Etiquetas: | Deja un comentario

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