ya estuve en esa escuela
sus rastrojos forman parte de mí
y de vez en cuando los visito
para vaciar las cuencas de mis ojos
no hay mucho que os pueda decir
los lápices proyectan la arenisca mucho más allá de la terraza
y se arrodillan y quebrantan las miradas
que hoy más que nunca despiertan al bambú
y esos colores con los que te engalanaste el mejor día
el estanque cuyos peldaños remontas
y el abánico sopla hacia la ínsula
una vez las losetas desanden el balcón salino
polvo en la hierba
columbarios que emergen de los frutos
arenas prendidas en el ojal de la pizarra
y la invitación al decaimiento
a beber del charco
mientras soflamas y arrecifes
aguardan la llegada
la tiza ahoga el laberinto de la orquídea
supuran sobre el pupitre
y una vez cruzado el puente
y cuando la playa rice el viento
las luciernagas se cristalizarán en perlas